La repetición es la constante en los discursos del presidente Sanchez, maestro en el arte de embaucar y experto publicitario. El sempiterno salvador de España, junto a su asesor y sombra en la Moncloa el Sr. Iván Redondo, controlan el poder y el relato mediático con la máxima del jefe de campaña de Hitler, Joseph Goebbels: “Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”, una frase maquiavélica que define el proceso de escalada política mediante el cual una persona pasa de repetir determinadas mentiras a convertirse en un experto embaucador de multitudes. En nueve ocasiones durante éstos últimos seis meses y en nueve foros diferentes, Valencia, Navarra, La Rioja, Cantabria, Aragón, Extremadura, la Moncloa y en el Congreso de los Diputados, el presidente Sanchez ha presentado su cacareado Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que pretende sacar a España del caos sanitario y económico actual.
Y siguiendo con la misma estrategia hitleriana, Don Pedro Sanchez el Cid Vacunador, con cerca de 100.000 muertos reales en ésta pandemia, casi 3,5 millones de contagiados, una media del 22% de ocupación en las UCI por pacientes Covid y sólo el 6.7% de la población inmunizada, ha vuelto a anunciar, por tercera vez en medio año, el principio del fin de la pandemia y el final de la crisis económica de éste país, de la que según el presidente “saldremos con más fuerza que antes” gracias a su experta gestión en política socio-económica, cuyos resultados han sido la llegada de las vacunas y los fondos europeos de rescate.
El Plan Presidencial de Recuperación, ha sido concienzudamente elaborado en la soledad de La Moncloa, sólo con los sabios consejos en marketing del Sr. Redondo, y ya se ha presentado en nueve ocasiones siguiendo la línea narcisista del Manual de Resistencia del presidente. Un plan del que ni sus socios de gobierno tenían conocimiento, un rescate de España a lo “yo me lo guiso, yo me lo como y vosotros a la trágala”, para sacar al país de la peor crisis nunca vista, fruto de su gestión, con un 16,2 % de paro que duplica la media de la UE, con 3,5 millones de personas que perciben alguna prestación laboral, casi 800.000 en ERTE, 700.000 peticiones de salario mínimo vital rechazadas, largas colas del hambre en las calles de todo el país y el 110 % de deuda pública.
Los tan esperados y aún no disponibles 70.000 millones de euros del plan Sánchez, se destinarán a cuatro ejes básicos diseñados por el gobierno: la transición ecológica, la transformación digital, la cohesión social y territorial, y la igualdad de género, que se financiarán con veinte programas de inversión con dotaciones decrecientes según las prioridades del ejecutivo, desde la primera con un 19% del presupuesto destinado a potenciar la movilidad sostenible y una asignación de 13.200 millones, a la última sobre estrategias de inteligencia artificial con 500 millones.
¿Y los fondos para la sanidad?, ¿dónde quedan los aplausos vespertinos a los sanitarios, las promesas de invertir y mejorar la sanidad pública, el compromiso de reforzar el sistema de salud para solucionar las graves deficiencias en infraestructuras, equipamiento y personal detectadas en el inicio de la pandemia? Indignante es comprobar el penúltimo lugar que ocupa la sanidad dentro de las veinte líneas de inversión, un puesto diecinueve con un vergonzoso y deplorable 1,4% sobre el total del presupuesto de 70.000 millones consignados por la UE.
Que difícil se me hace entender, por muchas “verdades mentirosas” que me repita el Sr. Sánchez, que el presidente de una nación con 47 millones de habitantes y en plena cuarta ola pandémica, que se jacta de ser el máximo defensor de una sanidad pública, equitativa y universal, destine a salvar vidas y a mejorar la salud de la población, sólo un mísero 1,4 % de los fondos de rescate que esperemos que Europa nos conceda si el Plan Sánchez aprueba los requisitos que nos han marcado en Bruselas.
Enrique S. Ballester Llopis
Médico de Urgencias Hospitalarias
